
- Los machos de los monos probóscide desarrollaron unos apéndices colgantes y superlativos para atraer a las hembras. Cuanto más prominentes, más atractivos resultan
Cyrano de Bergerac habría tenido menos complejos y más éxito con su amada Roxane y quizás Quevedo habría cambiado la intención de uno de sus sonetos más populares si hubieran sabido que, en otra especie no tan lejana a la nuestra, ser un narizotas es ser un guaperas, un «crack» sexual, un machote total. En efecto, entre los machos de monos narigudos de las selvas de Borneo, cuando más grande es el apéndice nasal, más hermoso y masculino es considerado su propietario.
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