Las plantas de flor son fertilizadas cuando un insecto cubierto de polen se posa en ellas.
Si los pétalos hacen bien su trabajo, atraen a una abeja que se adhiera al pistilo y el estigma atrapa los granos de pólen.
Pero el estigma evalúa la calidad del pólen: si se trata de pólen de otra especie, lo rechaza. Pero lo interesante es que también rechaza pólen propio o pólen de parientes cercanos.
Esto tiene como objetivo impedir la autofecundación que empobrece el acervo genético.
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