Los primates son un orden de mamíferos que comprende los prosimios, los tarseros, los monos del nuevo mundo, los monos del viejo mundo y los simios. No son parientes cercanos a ningún otro orden de mamíferos: los más cercanos son los colugos (Galeopithecus) y las musarañas (Scandentia). El fósil más antiguo que se conoce es del final del Cretáceo (60 ma).
Los monos del viejo mundo dieron lugar hace 33-24 ma a los simios, cuya principal característica es no tener cola. Aegyptopithecus ya tenía características antropoides. Proconsul ya es claramente un simio, antepasado del hombre y de los simios africanos.
Los simios actuales son los africanos (gorila, chimpancé, bonobo y humano) y los asiáticos (gibón y orangután).
Ninguna persona que esté bien informada cuestiona la evolución del hombre a partir de los primates, específicamente de los antepasados de los simios.
Las evidencias son avasalladoras:
- Anatómicas. Desde los detalles más minúsculos, la anatomía de los humanos coincide con la de los simios africanos, muy en particular con los chimpancés y bonobos.
- Geológicas. Aunque hay pocos fósiles de ancestros de primates, los que existen de hace 5 ma a la fecha documentan la naturaleza de las etapas intermedias entre el hombre y el ancestro común con los chimpancés y bonobos.
- Moleculares. Las moléculas, al igual que la anatomía y los genes, evolucionan. La similitud entre moléculas del hombre y de los simios, como hemoglobina y otras proteínas y enzimas, refuerza las demás evidencias. Las del hombre son muy parecidas a las de los chimpancés, poco menos parecidas a las de los gorilas, aun poco menos parecidas a las de los orangutanes. El parecido va disminuyendo conforme se van alejando en parentesco.
- Genéticas. Infinidad de genes son iguales o muy parecidos, además de estar en la misma ubicación en el genoma del hombre y los chimpancés. Igual que con las moléculas, el parecido disminuye conforme disminuye el parentesco con las demás especies de primates.
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